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Una manera de conocer un país es a través de su mitología y su historia. A pesar de las ciudades de grandes rascacielos, trenes de alta velocidad y tecnología de última generación, Japón es un país que aún conserva fuertes vínculos con su pasado. Un ejemplo de ello es la historia de: los Tres Tesoros Divinos de la Familia Imperial.

La monarquía japonesa es considerada la monarquía hereditaria más antigua del mundo que ha reinado ininterrumpidamente. Se dice que desciende de la diosa del sol Amaterasu (天照), la más importante diosa de la religión shinto.

La Creación de Japón

Según la religión sintoísta, Amaterasu es hija de Izanagi, una de las deidades primordiales responsables de la creación de las islas de Japón. Amaterasu tuvo un nieto llamado Ninigi-no-Mikoto, quien se convirtió en el gran rey de Ashihara-no-Nakatsukuni, el nombre original de Japón. Amaterasu lo envió para pacificar el país y le otorgó tres regalos celestiales para asistirle en su misión.

El Espejo Yata no Kagami (八汰鏡)

El espejo Yata no Kagami es el primero de los Tres Tesoros Divinos y simboliza la sabiduría. Según la leyenda, este espejo fue utilizado para atraer a Amaterasu fuera de la cueva en la que se había escondido, devolviendo así la luz al mundo. Posteriormente, el espejo fue entregado a Ninigi-no-Mikoto como uno de los tres regalos celestiales para ayudarle en su misión de pacificar Ashihara-no-Nakatsukuni, el antiguo nombre de Japón. El espejo se encuentra en el Santuario de Ise, en la prefectura de Mie.

La Joya Yasakani no Magatama (八尺瓊曲玉)

La joya Yasakani no Magatama es la segunda de los Tres Tesoros Divinos y representa la benevolencia. Este objeto es en realidad un collar de joyas que simboliza la virtud de la benevolencia. Según la mitología japonesa, Amaterasu entregó esta joya a Ninigi-no-Mikoto, junto con los otros dos tesoros, para asistirle en su tarea de pacificar Ashihara-no-Nakatsukuni. La joya se guarda en Kōkyo, el Palacio Imperial, en Tokio.

La Espada Ame-no-Murakumo-no-Tsurugi (Kusanagi-no-Tsurugi) (天叢雲剣(草薙劍))

La espada Ame-no-Murakumo-no-Tsurugi, también conocida como Kusanagi-no-Tsurugi, es el tercero de los Tres Tesoros Divinos y simboliza el valor. Según la mitología japonesa, la espada fue encontrada en la cola de una hidra de ocho cabezas y ocho colas llamada Yamata no Orochi. Amaterasu entregó la espada a su nieto Ninigi-no-Mikoto para ayudarle en su misión de pacificar Ashihara-no-Nakatsukuni. La espada ha sido pasada de generación en generación y se encuentra en el Santuario Atsuta en Nagoya.

Las Cortes del Norte y del Sur

En el siglo XIV, Japón experimentó un período de división política y dinástica conocido como el período de las Cortes del Norte y del Sur. El emperador Go-Daigo, el 96º emperador de Japón según el orden tradicional de sucesión, fue un protagonista clave en este episodio. En 1333, Go-Daigo logró derrocar al shogunato Kamakura y establecer el breve período de restauración Kenmu, con la intención de devolver el poder a la Casa Imperial. Sin embargo, su intento de gobernar directamente fue frustrado por el shogun Ashikaga Takauji, quien lo depuso y colocó en el trono a un emperador títere, Kōgon, dando origen a la Corte del Norte.

Go-Daigo se refugió en Yoshino y continuó reclamando su legitimidad como emperador, lo que dio inicio a la guerra entre las dos cortes. Este conflicto duró más de medio siglo, hasta que finalmente se llegó a un acuerdo de reunificación en 1392 bajo el emperador Go-Komatsu, descendiente de la Corte del Norte, y el emperador Go-Kameyama, descendiente de la Corte del Sur.

Este período es un ejemplo crucial de cómo los Tesoros Divinos de la Familia Imperial jugaron un papel en la legitimación del poder imperial. La Corte del Sur defendía su legitimidad alegando que poseían los Tesoros Divinos originales, mientras que la Corte del Norte contaba con el apoyo de la clase samurái.

La Ceremonia de Entronización: de Príncipe a Emperador

El instante exacto en que los príncipes se convierten en emperadores es cuando reciben los Tesoros Divinos. Se hace en una ceremonia a la que solo tienen acceso algunos sacerdotes mayores, políticos destacados y miembros varones de la Familia Imperial. En algunas noticias se pudo ver un poco parte de los tesoros envueltos en una tela morada.

Una representación de la coronación del emperador Taisho en 1912 en Kyoto.

La Ubicación de los Tesoros Imperiales

Dicha ceremonia es de los pocos momentos en el que los tres objetos están juntos. Por seguridad, se suelen guardar por separado en tres lugares diferentes del archipiélago japonés. Debido al estatus legendario de estos objetos, la ubicación exacta de los mismos no está confirmada.

La Espada Perdida

Sin embargo, se cree que la espada es una reproducción. Durante las Guerras Genpei en 1185 que enfrentó a los clanes Taira y Minamoto, los Taira huyeron hasta la isla de Shikoku. Allí se habían hecho fuertes gracias a su superioridad naval pero estaban arrinconados. Ante la llegada de los Minamoto, los Taira decidieron huir por mar, llevando con ellos al Emperador Antoku, de 6 años de edad. Frente a la costa de una pequeña villa llamada Dan-no-Ura, los Taira fueron derrotados. Muchos de ellos decidieron suicidarse antes de ser asesinados o capturados por los Minamoto, entre ellos la abuela del emperador. Se lanzó al mar llevánd

ose a su nieto y los Tesoros Imperiales con ella. Según el relato, el espejo fue recuperado al momento y la joya fue recuperada poco después por los buceadores. Pero la espada se perdió para siempre. Hay una serie de textos medievales relacionados con la pérdida de la espada con diferentes teorías, como que la actual es una réplica, o que la espada perdida en el mar era una réplica y la auténtica no se perdió, o incluso que la espada fue devuelta a tierra por fuerzas divinas sobrenaturales.

Conclusión

Los Tres Tesoros Sagrados de la Familia Imperial de Japón son más que simples objetos; son símbolos de la historia, la cultura y la identidad de Japón. Su importancia trasciende el tiempo y continúa siendo relevante en la actualidad, reflejando la conexión única de Japón con su pasado y su compromiso continuo con sus tradiciones y valores.

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