Skip to main content

En el panteón de deidades japonesas, Fūjin y Raijin destacan como dos de los kami más reverenciados desde tiempos ancestrales. Dioses del viento y el trueno respectivamente, encarnan los poderosos elementos naturales y protegen las islas con su fuerza divina. Sus orígenes se remontan a la lejana India, desde donde viajaron a Japón adoptando nuevos matices en el camino, para finalmente convertirse en guardianes de la nación y símbolos del espíritu guerrero nipón.

Orígenes Hindúes

Fūjin (風神) y Raijin (雷神) son dos poderosas deidades japonesas que personifican el viento y el trueno, respectivamente. Sus orígenes se remontan a la antigua India, donde encontramos a sus contrapartes védicas, Vāyu (वायु), el dios del viento, e Indra (इन्द्र), el señor del trueno y la lluvia.

Vāyu, el dios hindú del viento, comparte con Fūjin el dominio sobre las ráfagas y brisas. En los antiguos textos védicos se le describe como un ser divino que recorre incansable los cielos. Montado en un carro de oro tirado por cientos de caballos, Vāyu es reverenciado por los Arios de la India antigua como la personificación del viento, amo de las ráfagas que recorren montañas y llanuras.

Por su parte, Indra es el dios védico del trueno, la lluvia y las tormentas, blandiendo el rayo como arma. En la mitología hindú se le considera un guerrero feroz, líder de los Devas que protege su reino de los Asuras. Cuando Indra lanza sus rayos y provoca tempestades, se dice que monta un enorme elefante blanco llamado Airavata.

Llegada a Japón

A través de rutas comerciales y el intercambio cultural, estas deidades hindúes antiguas llegaron a Japón, donde fueron reinterpretadas y adaptadas al panteón nativo sintoísta de kami (神), adquiriendo nuevos matices en este proceso.

Según historiadores, Fūjin y Raijin arribaron a Japón entre los siglos V y VIII, procedentes de China y Corea, regiones donde el budismo había comenzado a extenderse. En un lento proceso de siglos, los japoneses integraron estas deidades foráneas a su propio panteón, otorgándoles nuevas características y simbolismo.

Defensores de Japón

Ya en Japón, Raijin defendió las costas de las invasiones mongolas de 1274 y 1281 lanzando flechas de relámpagos desde las nubes para repeler a los invasores. Pese a no ser deidades originariamente sintoístas, fueron incorporadas como protectores de la nación, demostrando la integración entre el sintoísmo nativo japonés y elementos foráneos como el budismo.

Estas invasiones mongolas ocurrieron en el contexto del surgimiento del shogunato Kamakura (1185 - 1333), que sentó las bases del gobierno militar que dominaría Japón los siguientes siete siglos. Fue en esta época de creciente poder samurái y amenazas externas que Raijin adquirió relevancia como feroz guardián de la nación.

En particular, Raijin fue invocado por los nipones para lanzar sus devastadores rayos contra navíos enemigos durante las invasiones mongolas del siglo XIII. Las flechas eléctricas del dios del trueno destruyeron cientos de barcos, jugando un papel crítico en la defensa del archipiélago ante el Khan mongol.

Aquí está una sección adicional para el artículo sobre los orígenes de Fūjin y Raijin detallando sus nombres propios:

Los Títulos Fūjin y Raijin

Los nombres Fūjin (風神) y Raijin (雷神) son ampliamente reconocidos como los deidades japonesas del viento y el trueno, respectivamente. Sin embargo, es interesante destacar que estos nombres en realidad funcionan más como títulos honoríficos que hacen referencia a los verdaderos nombres de estas deidades en la mitología sintoísta.

El título de Fūjin, que se traduce como “Gran Dios que hace flamear las cortinas”, corresponde al nombre propio de Shinatobe no Mikoto (袛帳大神). Este kami es equiparable, en términos occidentales, a un Zeus japonés, el poderoso dios del viento con un control absoluto sobre las corrientes de aire. Es como la personificación del viento mismo, al igual que Zeus personificaba el rayo y el trueno en la mitología griega.

Por otro lado, el título de Raijin, que significa “Gran Dios Portador del Martillo de Trueno”, se relaciona con el nombre original de Takemikazuchi no Mikoto (武甕槌大神). Takemikazuchi no Mikoto es como un Eolo japonés, un feroz dios guerrero que blandía rayos como armas, un ser temible y poderoso en la cosmología sintoísta. En la mitología nórdica, podríamos compararlo con Thor, el dios del trueno, quien también usaba un martillo como arma y controlaba los relámpagos.

En resumen, los términos Fūjin y Raijin surgieron como títulos o epítetos que con el tiempo se popularizaron hasta convertirse en los nombres más utilizados coloquialmente. Esta nomenclatura proporciona una visión única de la mitología japonesa y, al compararla con figuras divinas occidentales como Zeus y Eolo, podemos apreciar similitudes en la forma en que las culturas humanas han personificado y venerado los fenómenos naturales a lo largo de la historia.

Separación de Budismo y Sintoísmo

Con la separación oficial del budismo y el sintoísmo en 1868, se destacó el origen netamente indígena y sintoísta de Fūjin y Raijin como kami, desligándolos de sus raíces continentales para enfatizar su conexión con los elementos primordiales de la naturaleza y su rol protector desde tiempos ancestrales.

Este énfasis en lo autóctono buscaba resaltar la singularidad del sintoísmo como religión étnica de Japón, independizándolo de elementos foráneos. No obstante, en la práctica ambas tradiciones siguieron coexistiendo y complementándose en la espiritualidad popular.

Fūjin - El Dios del Viento

Fūjin es descrito como un imponente gigante de piel roja con expresión fiera. Cuando se avecina una tormenta, este dios del viento hace retumbar sus tambores taiko produciendo truenos ensordecedores mientras desata furiosas ráfagas en los cielos.

Al atardecer, las nubes oscuras se arremolinan presagiando su llegada, y súbitamente un relámpago ilumina el cielo seguido de un fuerte estruendo. Allí emerge Fūjin, musculoso y semidesnudo, blandiendo sus baquetas sobre tambores suspendidos en el aire, su bufanda flameando con el viento y su rostro simiesco de colmillos amenazantes enmarcado por la melena rojiza alborotada.

Raijin - El Dios del Trueno

Raijin, por su parte, es un temible titán de tez azulada que porta consigo tambores para producir el fuerte estruendo de los truenos. Armado con relámpagos como proyectiles, defiende a Japón desde las alturas como el poderoso señor de las tormentas eléctricas.

Su imponente figura emerge entre nubes de tempestad, alistando sus taiko para el combate y cargando en su espalda un carcaj con flechas de luz listas para propulsar. Los ojos de Raijin centellean con cada relámpago que surca el firmamento. El pueblo japonés conoce bien los signos que anuncian su llegada, pues más de una vez ha acudido en su defensa ante la adversidad.

Dioses Guardianes de Japón

Fūjin y Raijin constituyen parte fundamental del rico panteón de kami que pueblan el imaginario espiritual japonés. Encarnan a la perfección el espíritu guerrero que late en el corazón de los habitantes del archipiélago, dispuestos a defender su patria ante cualquier amenaza exterior.

El viaje de estas deidades protectores desde la lejana India hasta las costas de Japón refleja el sincretismo cultural y la adaptación de tradiciones foráneas que moldearon la idiosincrasia única de las islas del Sol Naciente.

Fūjin (風神) - Raijin (雷神)
En el templo de Sanjūsangen-dō.

Deja un comentario