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El 26 de octubre de 1918, poco más de dos semanas antes del final de la Primera Guerra Mundial, los lectores de The Japan Times & Mail, el predecesor de The Japan Times, se despertaron con el titular "Miles de personas muriendo de gripe en todo el mundo", y un artículo adjunto que detalla los estragos que estaba causando en Japón.

“Apenas hay una escuela en Tokio, pero de la cual docenas o decenas de estudiantes y maestros están ausentes, y se está extendiendo a oficinas y fábricas. La enfermedad se conoce como la 'gripe española' ”, dice el informe, un pequeño artículo en la página cuatro.

Cronología

9 de octubre de 1918: El Ministerio del Interior de Japón recibe un telegrama procedente del Ministerio de Relaciones Exteriores donde se informa de que una enfermedad de tipo febril puede arribar al Japón continental (en aquel momento territorios en Rusia, Corea y Taiwán, tomados por Japón). Este hecho provoca una alarma previa y una serie de comunicados entre diferentes estamentos del gobierno (1).

17 de octubre de 1918: Fuentes de la Marina comprueban que dos o tres mil personas en el sur de Rusia estaban muriendo de síntomas de fiebre alta, ataque cardíaco repentino y neumonía. En breve, el ministro de Relaciones Exteriores informó a otros ministros que los principales puertos estaban ahora bajo cuarentena temporal.

20 de octubre de 1918: Se reciben telegramas de las embajadas japonesas en San Francisco, Shanghai y Hong Kong informando el brote de gripe en Canadá, Estados Unidos, Ningbo e India. La Oficina de Higiene Pública anunció un número significativo de pacientes y muertes en tres prefecturas y ordenó el cierre de escuelas, fábricas y organizaciones locales a discreción de los gobernadores. La gripe ya había llegado a Japón.

23 de octubre de 1918: La Oficina de Higiene Pública, dependiente del Ministerio del Interior, publicó un informe sobre el virulento mal que se extendía rápidamente por todo el imperio. El informe lo describió como 'Gripe' o 'Gripe española'.

26 de octubre de 1918: A poco más de dos semanas antes del final de la Primera Guerra Mundial, los lectores de The Japan Times & Mail, el predecesor de The Japan Times, se despertaron con el titular "Miles de personas muriendo de gripe en todo el mundo”, y un artículo adjunto que detalla los estragos que estaba causando en Japón. “Apenas hay una escuela abierta en Tokio, pero de la cual decenas de estudiantes y maestros están ausentes, y se está extendiendo a oficinas y fábricas. La enfermedad se conoce como la «gripe española»”, dice el informe, un pequeño artículo en la página cuatro.

La gripe española

La gripe española de 1918, fue una pandemia de inusitada gravedad. A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables, y animales, entre ellos perros y gatos. Es considerada la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año mató entre 20 y 40 millones de personas, aunque las estimaciones posteriores barajan que la cifra total de muertos provocada por la pandemia hasta 1920 podría llegar a los 100 millones de muertos. ​

El origen de la citada pandemia estuvo envuelto en diversas teorías; que si se originó en Rusia, que si en China, que si lo provocó una vacuna, …, aunque según el consenso actual los investigadores afirman que el origen fue los EE.UU., más en concreto en Kansas en 1918. Sin embargo, investigadores ingleses estiman que se origina en Francia (2) a finales de 1916, donde al parecer hubo un primer brote documentado en el invierno de 1916. Es difícil creer que se expandió tan rápidamente por todo el planeta dadas las condiciones del transporte en esos tiempos, de ahí que el estudio de Oxford adquiera mucha credibilidad, incluyendo las referencias a las mutaciones del citado virus explicadas por Worobey (3), donde probablemente pasó de un ave a un cerdo y del cerdo al humano. Los movimientos de tropas, dado que se origina en plena 1ª Guerra Mundial, serían los vectores de transmisión, incluyendo la desmovilización de 1918, provocando la globalidad de la pandemia. Recibió el nombre de gripe española porque la pandemia ocupó una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, ya que no estaba involucrada en la guerra y por tanto no se censuró la información sobre la enfermedad.

Fuente: Draw My Life

Otro de los aspectos curiosos de esta gripe es que afectó principalmente a adultos sanos. Causó una mortalidad extensa en edades de los 20 a los 40 años, principalmente por infecciones bacterianas secundarias, en especial neumonía. y no tanto a niños o ancianos, contrario a lo que en cualquier otra epidemia de gripe se podría esperar. Según el ya citado Worobey, la teoría es que todo está relacionado con nuestro sistema inmune. La población nacida entre 1880 y 1900 fue expuesta en la infancia a un virus H3N8 que circulaba entre la población, que tenía proteínas de superficie distintas a las principales proteínas antigénicas del virus H1N1, y aunque tengas una gran cantidad de anticuerpos para el H3, éstos no van a funcionar de forma eficaz contra el H1. En niños, sencillamente tuvieron una mejor capacidad de respuesta al no disponer de esa memoria inmune, lo cual les hizo ser más eficaces en la lucha, y en las personas de más edad, la exposición previa a epidemias basadas en H1, nuevamente los predispuso a una mejor lucha de su sistema inmune. Uno de los efectos más mortales de la gripe española fue una tormenta de citoquinas (6), ¿Os suena como muy actual, verdad? Lo mismo ocurrió solo que con virus de nombre SARS-CoV-2 el cual provoca la enfermedad llamada COVID19.

La gripe española en Japón

La llegada a Japón de la epidemia fue absolutamente devastadora. Pueblos enteros fueron aniquilados y grandes partes de las principales ciudades del país serían clausuradas a medida que la enfermedad se extendía, afectando a personas de todos los niveles socioeconómicos.

Estudios de revisión (4) cifran los fallecidos en Japón en alrededor de dos millones de personas, dejando muy atrás otras estimaciones que hablaban de entre 250 mil a 490 mil defunciones.

A todo el aspecto devastador, hay que unirle que fueron dos grandes olas epidémicas, siendo la segunda menos extensa, pero porcentualmente más mortal que la primera. Los expertos creen que ingresó a Japón en agosto de 1918 a través de un grupo de luchadores de sumo que regresaron de Taiwán (una colonia de Japón en ese momento). Debido a esto, por un tiempo, la gente en Japón lo llamó “la gripe del sumo”, aunque el segundo factor sospechoso fueron las fuerzas armadas (5).

La influenza se propagó rápidamente por todo el país, centrada –inicialmente– en las escuelas y el ejército. A fines de octubre, se involucrará personal de correos y teléfono, fábricas y mineros, empleados de compañías ferroviarias y profesionales de la salud, lo que obstaculizará las actividades económicas, los servicios públicos y la atención médica. En periódicos, informes de noticias como "Shōketsu (猖獗), una sensación maligna" y "el 5% de las personas afectadas han muerto", y en las zonas montañosas, "Ichimura (市村) está completamente aniquilada debido a la epidemia". En este momento, se registró la congestión del crematorio debido al inmenso aumento de muertes.

A finales de 1918 y principios de 1919, en particular, los periódicos pintaron imágenes sombrías de la propagación de la gripe y el aumento de las tasas de mortalidad.

El informe inicial del Japan Times a fines de octubre de 1918 decía que había más de 9.600 pacientes con gripe en Kōbe y 6.000 en Kioto, donde en un solo día, el 28 de octubre de 1918, murieron 51 personas. El 8 de noviembre, un titular señalaba que la gripe había matado a 931 personas solo en Tokio durante un período de cuatro días. Para el 6 de febrero del año siguiente, el periódico señaló que el período del 25 al 31 de enero había visto morir a más de 2.100 personas en la capital, mientras que casi 13.000 escolares estaban enfermos. En la misma edición, basada en cifras del gobierno, el periódico informó que había 362.842 casos de gripe española en Ōsaka, de los cuales 6.329 resultaron mortales, entre octubre y diciembre de 1918. También se informó de brotes recientes en las ciudades de Kioto, Hiroshima y Fukui.

「恐るべしハヤリカゼのバイキン!」
「マスクをかけぬ命知らず!」
“Terrible virus epidémico!”
“Los temerarios que no usan una máscara!”
(La forma de expresión japonesa en el panfleto es de estilo castrense).

Las medidas de japón para luchar contra la gripe española

La epidemia reveló profundas diferencias y fisuras en el gobierno japonés, así como un problema de consensuar políticas con ciencia, aspecto que amplió la brecha entre la comunidad científica y el poder político.

Pero no es hasta enero de 1919, que la Oficina de Higiene Pública toma verdadera conciencia de la gravedad y, también, del inmenso costo económico que suponía. A raíz de ese momento, (sic 4) la Oficina solicitó a cada gobernador de la prefectura que informara los cuatro tipos de datos. Incluyeron: el número de pacientes con gripe hasta el momento, el resumen de las medidas preventivas, el resumen del contagio en la prefectura y el análisis comparativo de la pandemia de gripe actual y las experiencias de la prefectura durante el brote de gripe asiática de 1890. El 5 de febrero, mientras esperaba que las prefecturas respondieran, la Oficina publicó y distribuyó cinco millones de copias de un protocolo temporal. El protocolo, titulado "La comprensión de la prevención contagiosa del resfriado" enfatizó cinco puntos:

  1. En el área donde se informó el brote de gripe, evite las grandes reuniones de personas.
  2. Cuando tenga dolor de cabeza o fiebre, visite a los médicos de inmediato.
  3. Los pacientes deben ser hospitalizados y no se les permitirá salir de la habitación a menos que estén completamente recuperados.
  4. Fomentar el uso de mascarillas, particularmente en el hogar al interactuar con los pacientes o al ingresar a los entornos infectados.
  5. Anime a las personas a hacer gárgaras.

Se pone en marcha una carrera frenética por informar a los responsables de las prefecturas y, por ende, a la población. En un mundo anterior a la radio comercial y las extensas redes de transporte ferroviario, y en un momento en que pocas personas tenían teléfonos, los funcionarios locales, que corrían el riesgo de contraer la gripe, eran los principales canales de información para las comunidades sobre cómo tratar la enfermedad y detener la propagación de la infección. Hecho que fue devastador para los funcionarios que actuaron como vías de información.

A partir de ese momento, la palabra impresa fue el principal método de comunicación entre las autoridades sanitarias y la población. Los avisos aparecieron en los periódicos y se imprimieron y distribuyeron una variedad de carteles y folletos a través de las escuelas primarias.

El uso de mascarillas o cubrebocas, realización de gárgaras y la inoculación fueron las tres medidas preventivas principales recomendadas por las autoridades sanitarias japonesas. 

Las escolares japonesas usan máscaras protectoras para protegerse contra el brote de influenza.

Fue durante la era Meiji cuando las máscaras comenzaron a usarse en Japón. Éstas eran máscaras industriales utilizadas para evitar inhalar polvo e impurezas del ambiente. A raíz de la Gripe Española, conocida en Japón como la pandemia de la era Taisho  (大正時代), se popularizó de forma tan persistente que ha llegado a nuestros días, siendo el uso que se le da más amplio del que se pudiera pensar.

La producción de máscaras en 2010 fue de 300 millones, llegando a los 4100 millones en 2017. La razón de tal aumento de la producción no es solo a causa de las medidas de sanidad sino también para otros motivos.

  1. Mantiene la humedad en vías respiratorias y protege del frío.
  2. No necesita maquillarse si es que lo requiere la ocasión.
  3. Protege su identidad otorgando seguridad al no mostrar el rostro.

En aquel entonces el precio de una máscara era de unos 30 yenes.

Los consejos del gobierno pasaban por reposar en cama y beber mucho té verde, ya que es rico en vitamina C, que ayuda en las funciones del sistema inmunológico.

- Mientras el enemigo está en casa, duerman en habitaciones separadas.
- Los enfermos en lo posible, deben estar en otra habitación: ¡Es una gripe muy grave!
- Si no te pones la máscara...
- Dentro de trenes y aglomeraciones, ponte la máscara. Después de salir, no olvides hacer gárgaras.

En un artículo publicado el año pasado sobre el impacto de la gripe española en Japón, los expertos en salud Kenichi Ohmi y Akihito Suzuki notaron cómo las poblaciones locales veían y respondían a la enfermedad y cómo el gobierno central luchó contra una pandemia sin precedentes. A menudo, se utilizaron remedios herbales locales para tratar a los pacientes, debido a razones que van desde la tradición y la facilidad de disponibilidad hasta la falta de alternativas.

Todo el país se puso a la tarea de cumplir las normas de manera disciplinada, aunque quizá toda esa información llegó demasiado tarde. Durante la segunda oleada, se contuvo la expansión de la epidemia, aunque los efectos fueron aún peores, aumentando la mortalidad entre los afectados. Se cerraron escuelas, se prohibieron concentraciones, se convirtió en casi obligatorio el uso de mascarillas, se confinó a una gran parte de la población, pero quizá todas esas medidas acertadas, llegaron tarde.

"¿Es la gripe de ahora?"
Si lo detectamos pronto, recuperaremos al enfermo rápido.

Efectos en el Japón actual

Los efectos de la debacle de 1918/20 generaron una forma de actuar que a día de hoy se mantiene. Sencillamente, aprendieron la lección. Si en plena epidemia de gripe el uso de la mascarilla era obligatorio, así como las medidas de aislamiento y la distancia social, la forma de estornudar, incluso la forma de interactuar con otros, cambió para siempre.

En Japón (y otros países de Asia) es habitual que la gente use mascarillas, no hay nada de extraño, es casi una norma. Sin embargo, en Occidente es visto como algo malo, como si fueras una especie de infectado. Es curioso cómo en Asia es común que la gente oculte su boca, incluso se la tapan para reírse, pero cuando hablan con alguien, miran sus ojos, mientras que en Occidente adquiere más importancia ver la boca de la otra persona. Para un occidental, que te tapes la boca mientras hablas es algo que genera desconfianza, para un japonés lo es que uses gafas de sol que ocultan tus ojos.

Japón, con una población de casi 127 millones de habitantes (2017), con una gran relación con China, con ciudades densamente pobladas y una de las poblaciones mas envejecidas de la tierra, está arrojando unos datos, cuando menos, sorprendentes. A día 27 de abril de 2020 tiene 106 casos confirmados por millón de habitantes, frente a países como Suecia con 1.831 casos por millón, o Alemania 1.902 casos por millón o España con 4.666 casos por millón que, aunque podamos pensar que están ocultando casos y doblásemos las cifras, seguirían siendo tremendamente bajas, no deja de ser paradójico.

Aunque el Gobierno de Japón ha aplicado medidas de restricción de movimientos, cerrado escuelas, cancelado reuniones masivas, …, apenas se ha constatado un factor epidémico. Quizá la clave está en cómo cambiaron en 1920: distanciamiento social, no se dan la mano o abrazan y mucho menos se besan cuando se saludan, usan mascarillas, tienen un muy elevado nivel de higiene, y sobre todo, son tremendamente disciplinados como sociedad.

Lo que para los occidentales son signos de una muy extraña conducta social, es quizá lo que ha hecho que estén más preparados para afrontar epidemias contagiosas.

La brecha cultural de ponerse máscara: ¿Miedo y desconcierto para los occidentales?

En Japón y otros países del este asiático, las máscaras son la norma.

Sin embargo, parece haber muy pocos casos de máscaras en todo el mundo, especialmente en Europa, y si llevas una máscara o mascarilla, vas a ser visto como un paciente de alguna enfermedad o persona infectada, sí o sí. Las mascarillas no se ven fuera de los hospitales, casi nunca se venden en farmacias. Además, en Europa y los Estados Unidos, se considera que "enmascarar con el fin de prevenir resfriados" no tiene "fundamentos científicos (médicos)". Se dice que existe la posibilidad de dar incluso miedo a la población, asociando el sujeto que la lleve con un delincuente. Sin lugar a dudas, existe una brecha cultural al respecto.

Brecha psicológica:

Los occidentales ocultan sus ojos, los asiáticos ocultan su boca (sudeste y este de Asia)
Los occidentales dicen que miran los labios cuando se comunican (mirando la expresión de una persona). Por lo tanto, si oculta su boca, es posible que no pueda entender lo que la persona está pensando y puede sentir miedo. Los asiáticos, cuando ríen, tienden a esconder boca y dientes con las manos, contrariamente a los occidentales, que no sienten la necesidad de esconder el gesto.
Japoneses, asiáticos del sudeste y asiáticos orientales intentan comunicarse entre sí mirando a los ojos. Es por eso que se alertan (sienten peligro) cuando miran a las personas que usan gafas de sol.

La figura de los ninjas a menudo esconden la boca.

Los ninjas tal y como los conocemos, nunca existieron. Son una creación de las novelas de aventuras y samuráis del periodo Edo.

Sin duda, las diferencias son claras y en muchos casos opuestas. Esta singularidad asiática de parecer que se lleva la contraria a propósito, sin ser obviamente así, ha sido histórica y ampliamente documentada desde el s. XVI por los primeros jesuitas que trajeron el cristianismo al archipiélago.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. “A Thorough Study of the Spanish Influenza”: How Japanese Party Politics and Ministerial Conflicts Reduced the Pandemic". Int J Korean Hist. 2018;23 (1): 55-86. Publication Date (Web): 2018 February 27 (Special Theme: Papers from the 2017 Asian Studies Graduate Student Conference in conjunction with the AAS-in-Asia Conference). doi: https://doi.org/10.22372/ijkh.2018.23.1.55
  2. Oxford J. S. (2001). The so-called Great Spanish Influenza Pandemic of 1918 may have originated in France in 1916. Philosophical transactions of the Royal Society of London. Series B, Biological sciences, 356(1416), 1857–1859. https://doi.org/10.1098/rstb.2001.1012
  3. Origins and pathogenesis of the 1918 flu pandemic. Michael Worobey, Guan-Zhu Han, Andrew Rambaut. Proceedings of the National Academy of Sciences Jun 2014, 111 (22) 8107-8112; DOI: 10.1073/pnas.1324197111
  4. Chandra S. (2013). Deaths associated with influenza pandemic of 1918-19, Japan. Emerging infectious diseases, 19(4), 616–622. https://doi.org/10.3201/eid1904.120103
  5. Kawana, A., Naka, G., Fujikura, Y., Kato, Y., Mizuno, Y., Kondo, T., & Kudo, K. (2007). Spanish influenza in Japanese armed forces, 1918-1920. Emerging infectious diseases, 13(4), 590–593. https://doi.org/10.3201/eid1304.060615
  6. NIH/National Institute of Allergy and Infectious Diseases. (2007, July 4). Scientists Describe How 1918 Influenza Virus Sample Was Exhumed In Alaska. ScienceDaily. Retrieved April 10, 2020 from www.sciencedaily.com/releases/2007/07/070702145610.htm

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